Zidane se movía con la armonía de un solo ser con el balón. Con deslumbrante maestría y sofisticación técnica, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como https://susancifb503635.wssblogs.com/38414834/la-historia-detrás-del-cabezazo-de-zidane-a-materazzi